El Biomagnetismo Médico o Par Biomagnético
- biomagnetismooutei
- 6 abr
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Un Enfoque Científico para la Sanación Natural
El Biomagnetismo, una terapia natural que utiliza la energía magnética para equilibrar el organismo, ha sido objeto de estudio y debate a lo largo de la historia. Desde tiempos remotos, el ser humano ha buscado respuestas en la naturaleza para mejorar su salud, y el biomagnetismo médico es un claro ejemplo de cómo el conocimiento ancestral puede ser analizado desde la perspectiva científica contemporánea para ofrecer soluciones efectivas en el ámbito de la sanación natural.
La curiosidad y la investigación han sido el motor del conocimiento humano. Si definimos el método científico como la observación rigurosa, la repetición de fenómenos bajo condiciones controladas, la cuantificación, la comprensión y la sistematización de la información para su aplicación en beneficio de la humanidad, podemos afirmar que la ciencia es tan antigua como nuestra capacidad de razonar.
Sin embargo, si solo consideramos como conocimiento válido aquel que es financiado, supervisado y aprobado por instituciones oficiales, entonces estaríamos limitando la riqueza de saberes acumulados a lo largo de la historia. Muchas de estas experiencias empíricas han sido la base de lo que hoy llamamos ciencia, aunque en su momento no fueran reconocidas bajo ese término.
Uno de los fenómenos que más intrigó a las civilizaciones antiguas fue el poder de atracción y repulsión de la piedra imán. Sin comprender aún sus principios físicos, las personas atribuyeron a esta roca propiedades mágicas, utilizándola como amuleto para protegerse de energías negativas o atraer la buena fortuna. Hoy sabemos que esa fuerza misteriosa es el magnetismo, y su impacto en la fisiología humana es innegable.
A pesar de los avances científicos del siglo XXI, las ideas preconcebidas y los intereses económicos han relegado conocimientos ancestrales que, analizados desde la óptica moderna, podrían ser claves para resolver múltiples problemas de salud. Tal es el caso del biomagnetismo, una disciplina que estudia los efectos de los campos magnéticos en el cuerpo humano y su capacidad para restaurar el equilibrio energético y favorecer la sanación natural.
Si bien algunos sectores desestiman estas terapias por desconocimiento de sus fundamentos científicos, lo cierto es que la energía magnética tiene aplicaciones terapéuticas comprobables. No se trata de sustituir los avances de la medicina moderna, sino de complementarlos con un enfoque integral que respete la biología y el entorno natural del ser humano.
El propósito de la ciencia no debe ser solo desarrollar tecnología, sino también comprender y aprovechar los fenómenos naturales en beneficio de la humanidad. Por ello, el biomagnetismo y la magnetoterapia continúan siendo objeto de investigación, ofreciendo alternativas naturales para fortalecer la salud y mejorar la calidad de vida de las personas.
Durante siglos, creímos que podíamos erradicar las enfermedades, pero la realidad nos ha demostrado que el verdadero desafío no es vencerlas, sino aprender a convivir en armonía con todos los seres vivos con los que compartimos el planeta. Sin embargo, nuestras emociones, pensamientos y sentimientos negativos rompen ese equilibrio interno, generando tensión emocional, angustia y depresión, lo que a su vez afecta el mecanismo homeostático del cuerpo y nos vuelve más vulnerables a las enfermedades.
Frente a los efectos del desequilibrio ambiental, el estrés psicológico y las alteraciones orgánicas, la medicina convencional ha intentado dar respuestas a través de soluciones químicas de síntesis. Durante décadas, el monopolio científico apostó por fármacos artificiales, creyendo que eran el máximo avance para restaurar la salud. Sin embargo, con el tiempo quedó claro que muchas de estas sustancias solo agudizan los desequilibrios, tratando síntomas sin abordar la raíz del problema.
En este contexto, algunas mentes innovadoras comprendieron que la naturaleza no oculta sus secretos para quienes saben observarla con atención. Uno de estos pioneros fue el Dr. Isaac Goiz Durán, quien, tras años de investigación y práctica, desarrolló un nuevo modelo de salud-enfermedad y creó una técnica revolucionaria: el Par Biomagnético. Esta metodología ha demostrado ser capaz de restablecer la armonía orgánica y resolver múltiples problemas de salud que la medicina convencional aún no logra abordar con éxito.
El biomagnetismo médico se basa en el estudio, detección, clasificación y corrección de las alteraciones del pH en los organismos vivos. A diferencia de la medicina tradicional, que se ha centrado en el análisis anatómico, químico y biológico, el biomagnetismo introduce una visión bioenergética, abriendo nuevas posibilidades para la sanación natural.
Durante siglos, la medicina alopática ha mantenido los mismos métodos de diagnóstico basados en la observación de síntomas y análisis de laboratorio, dejando de lado el equilibrio energético del cuerpo. El especialista moderno, muchas veces atrapado en la fragmentación del conocimiento, se enfoca en un solo órgano, sistema o enfermedad, sin considerar que el cuerpo es un sistema interconectado, donde cualquier alteración bioenergética puede repercutir en diferentes partes del organismo.
Ejemplos del Impacto del Biomagnetismo Médico en la Salud
Un caso claro es la hipertensión arterial idiopática, una condición sin causa aparente que obliga a los pacientes a depender de fármacos de por vida. No obstante, estudios en biomagnetismo han revelado que esta afección puede estar relacionada con desequilibrios en una glándula que regula la vasoconstricción y la microcirculación. Al restablecer su pH mediante el Par Biomagnético, la hipertensión puede corregirse de forma definitiva, sin necesidad de medicación continua.
Lo mismo ocurre con la diabetes, ya sea insulinodependiente o no. En más del 90% de los casos, esta condición está asociada a infecciones subclínicas causadas por bacterias como vibrio cholerae (cólera), salmonella typhi (tifoidea), clostridium botulinum (botulismo) y brucella (brucelosis). Estas infecciones pueden alterar la función del páncreas o incluso degradar la insulina, elevando los niveles de azúcar en sangre. Sin embargo, al identificar y tratar la infección mediante el biomagnetismo, es posible revertir el desequilibrio y normalizar la función pancreática.
Repensando el Diagnóstico del Cáncer
Otro punto crucial es la forma en que se diagnostica el cáncer. Tradicionalmente, este se basa en alteraciones en el tamaño y aspecto celular. No obstante, investigaciones recientes sugieren que muchas de estas modificaciones morfológicas pueden estar causadas por otras patologías, como la lepra o infecciones vasculares. Se estima que más del 80% de los casos diagnosticados como cáncer podrían no serlo, y, sin embargo, los pacientes son sometidos a tratamientos invasivos como quimioterapia y cirugía, con altos costos físicos y emocionales.
Durante décadas, el uso excesivo de antibióticos ha reprimido la agresión bacteriana sin erradicarla, dando lugar a infecciones subclínicas que distorsionan la sintomatología clásica de diversas enfermedades. Es por ello que el biomagnetismo médico representa una alternativa valiosa, al centrarse en el equilibrio bioenergético y la corrección de la verdadera causa del problema, en lugar de solo tratar los síntomas.
El Biomagnetismo: La Medicina del Futuro
Estamos en un momento crucial para la medicina. Cada vez más estudios confirman que el biomagnetismo y la magnetoterapia tienen un impacto real en la salud y representan un puente entre el conocimiento ancestral y la ciencia moderna. La terapia natural basada en campos magnéticos está demostrando que es posible sanar el cuerpo de manera integral, restaurando su equilibrio energético sin necesidad de fármacos agresivos.
El biomagnetismo no busca reemplazar la medicina convencional, sino complementarla con un enfoque más holístico y respetuoso con los procesos naturales del cuerpo. A medida que más profesionales de la salud exploran su potencial, esta disciplina se consolida como una herramienta clave en la medicina del futuro.
Es momento de cuestionar los enfoques convencionales de la medicina y revisar una a una las patologías humanas desde una perspectiva más amplia, integrando los avances del biomagnetismo médico. A medida que profundizamos en esta disciplina, descubrimos que el equilibrio energético del cuerpo es clave para la salud y que la terapia con campos magnéticos naturales puede restaurarlo de manera efectiva.
La Ciencia del Biomagnetismo y el Impacto de los Campos Magnéticos en la Salud
La utilización de campos magnéticos con fines terapéuticos no es nueva. Desde hace décadas, la ciencia ha empleado radiaciones electromagnéticas para diagnóstico y tratamiento, con tecnologías como la resonancia magnética y los rayos X. Sin embargo, la aplicación de campos magnéticos naturales de mediana intensidad ha sido ignorada, a pesar de sus efectos positivos sobre el organismo.
Fue hasta la década de los 70 cuando el Dr. Richard Broeringhmeyer descubrió que un campo magnético puede detectar alteraciones en el pH de los órganos internos, un hallazgo crucial que sentó las bases del biomagnetismo. En ese momento, la comunidad científica no le dio la importancia que merecía, pues se creía que un simple campo magnético no podía tener un impacto significativo en la salud. Sin embargo, con el tiempo, esta idea ha cambiado radicalmente.
Al revisar la literatura científica, encontramos estudios sobre el uso de campos electromagnéticos de alta intensidad, pero pocos sobre el efecto de los campos magnéticos de mediana intensidad generados por imanes naturales (de 1000 a 50,000 Gauss). A diferencia de los campos electromagnéticos agresivos, que pueden resultar tóxicos, el biomagnetismo utiliza fuerzas naturales para reestablecer el equilibrio bioenergético del organismo de forma segura y efectiva.
La Dualidad Energética y la Salud
Desde tiempos ancestrales, diversas culturas han comprendido la dualidad como un principio fundamental de la existencia. En la tradición azteca, se hablaba de Ometeotl y Omoeacatl, mientras que en la filosofía oriental encontramos el concepto del yin-yang. Sin embargo, la medicina convencional sigue enfocada en el estudio de los fenómenos patógenos de manera aislada, sin reconocer la naturaleza dual de los procesos biológicos.
El Par Biomagnético, descubierto por el Dr. Isaac Goiz Durán, confirma esta dualidad en los organismos vivos. Las enfermedades no se originan en un solo punto, sino que se forman a partir de dos polos energéticos interconectados: positivo y negativo, norte y sur. Cuando estos polos pierden su equilibrio, se generan desviaciones en la entropía orgánica, alterando el estado de salud.
Este descubrimiento revolucionario nos permite entender que las enfermedades no son procesos aislados, sino el resultado de desbalances energéticos que pueden ser corregidos. Al aplicar imanes en puntos específicos del cuerpo, se puede restablecer el equilibrio y normalizar el pH de los órganos afectados.
El Par Biomagnético y su Impacto en la Salud
Uno de los conceptos más innovadores del biomagnetismo médico es que cada patología tiene su propio Par Biomagnético, es decir, una interacción entre dos cargas energéticas en resonancia. Este principio nos permite:
Detectar la enfermedad en su origen, incluso antes de que aparezcan los síntomas clínicos.
Identificar los microorganismos responsables, ya sean virus, bacterias, hongos o parásitos.
Comprender la relación entre diferentes órganos y su impacto en la salud general.
Restaurar la homeostasis del organismo mediante la regulación del pH.
Por ejemplo, en muchas enfermedades crónicas, como la hipertensión arterial idiopática, la medicina convencional trata los síntomas con fármacos, sin abordar la causa subyacente. Sin embargo, el biomagnetismo ha demostrado que este problema puede estar relacionado con una glándula encargada de la regulación de la vasoconstricción y la microcirculación. Al aplicar imanes y equilibrar su pH, se ha observado una mejoría significativa y sostenida en los pacientes.
Otro caso relevante es la diabetes, que en más del 90% de los casos está vinculada a infecciones subclínicas de patógenos como vibrio cholerae (cólera), salmonella typhi (tifoidea), clostridium botulinum (botulismo) y brucella (brucelosis). Estos microorganismos pueden afectar la función del páncreas o alterar la insulina, elevando los niveles de glucosa en sangre. Al aplicar la terapia biomagnética y eliminar la infección, los pacientes han logrado normalizar sus niveles de azúcar sin necesidad de insulina o medicamentos de por vida.
Una Nueva Visión en el Diagnóstico y Tratamiento
La medicina convencional se basa en diagnósticos tardíos, cuando los síntomas ya son evidentes. Por ello, en muchas enfermedades como el cáncer, las intervenciones suelen ser agresivas e invasivas, sin considerar otras alternativas menos traumáticas.
El biomagnetismo permite abordar la enfermedad en sus primeras etapas, identificando la causa real del problema. En lugar de tratar solo síntomas, se estudia la interacción entre virus, bacterias y otros microorganismos, entendiendo cómo trabajan en conjunto para provocar enfermedades crónicas y degenerativas.
Este enfoque nos ofrece herramientas más precisas para:
Prevenir la progresión de enfermedades antes de que se vuelvan irreversibles.
Mejorar la respuesta a tratamientos médicos convencionales, al corregir el desequilibrio energético.
Evitar efectos secundarios de fármacos innecesarios, promoviendo la sanación natural del cuerpo.
El Biomagnetismo Médico como Medicina del Futuro
A diferencia de la medicina sintomática, el biomagnetismo no se enfoca en una patología específica, sino en el equilibrio integral del organismo. Su aplicación en el diagnóstico y tratamiento de diversas afecciones abre una nueva era en la medicina natural, con un enfoque holístico y bioenergético.
Al identificar y corregir el Par Biomagnético asociado a cada enfermedad, esta técnica permite recuperar la salud de forma expedita y contundente, siempre que el tejido no haya alcanzado un estado degenerativo irreversible.
En la práctica médica convencional, es común medir la temperatura corporal, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la actividad eléctrica del corazón y los nervios periféricos. Sin embargo, los aspectos bioenergéticos del cuerpo humano rara vez se consideran, a pesar de su impacto en la salud.
El biomagnetismo médico es la única disciplina que ha logrado medir la energía bioenergética del organismo, la cual se ve afectada por la concentración alterada de iones de hidrógeno y radicales libres. Estos cambios energéticos, a su vez, son generados por la presencia de microorganismos y toxinas en los órganos, lo que altera su funcionamiento normal.
Toda la materia responde a cambios en la presión, temperatura, humedad y atracción electromagnética. Cuando un órgano pierde su equilibrio energético, su metabolismo se ve afectado. A través del uso de campos magnéticos de mediana intensidad, es posible medir estas distorsiones de manera indirecta y cualitativa. Esto se observa mediante cambios en la simetría del cuerpo, provocando el acortamiento o elongación del hemicuerpo derecho, mientras que el izquierdo se mantiene estable debido a la acción despolarizadora del corazón con cada latido.
El Par Biomagnético y la Polarización Bioenergética
El Par Biomagnético, un concepto desarrollado a partir de los descubrimientos del Dr. Richard Broeringhmeyer, confirma que la polarización bioenergética de un órgano puede llevar, a corto o mediano plazo, a procesos degenerativos. Este fenómeno es fundamental para entender las enfermedades desde una perspectiva bioenergética y ofrece una alternativa de tratamiento basada en el uso de campos magnéticos naturales.
El Par Biomagnético se define como un conjunto de cargas energéticas opuestas que identifican una patología. Estas cargas se originan a partir de alteraciones en el pH de los órganos, formando un desequilibrio que debe ser corregido para restaurar la salud.
A partir de esta dualidad bioenergética, surge un concepto fundamental en el biomagnetismo: el Nivel Energético Normal (NEN).
El Nivel Energético Normal (NEN) y su Importancia en la Salud
El Nivel Energético Normal (NEN) establece los límites bioenergéticos en los que se llevan a cabo todos los procesos metabólicos del cuerpo humano. Estos límites son muy precisos y estables:
Temperatura corporal: entre 36°C y 37°C.
Absorción electromagnética: alrededor de 400 Amstrongs (según el Dr. Moncayo, UNAM).
pH corporal: próximo a 7.0, con una tolerancia de apenas tres décimas en ambos sentidos.
Todas las funciones del cuerpo —desde la actividad fisiológica y bioquímica hasta los procesos inmunológicos y psicológicos— dependen de la estabilidad de este nivel energético. Sin embargo, cuando el NEN se ve alterado, se produce un desequilibrio que puede derivar en enfermedades.
Uno de los errores de la medicina convencional ha sido asumir que la patología ocurre dentro de los límites normales de energía. Sin embargo, cuando un órgano supera su capacidad de adaptación, el desequilibrio se mantiene de forma independiente, incluso si el agente causante desaparece.
La Ley del Todo o Nada en la Bioenergética
Este fenómeno sigue un principio conocido como la Ley del Todo o Nada, similar a la Reobase Muscular. Según esta ley, una vez que un órgano sale de su nivel energético normal, el desequilibrio persiste, sin importar si la causa inicial ha sido eliminada.
Se ha demostrado que el umbral energético donde ocurre esta polarización es superior a 1000 Gauss. En experimentos con campos magnéticos de hasta 50,000 Gauss, el efecto ha sido idéntico, lo que indica que por encima de los 1000 Gauss, la despolarización bioenergética es efectiva y definitiva.
El Papel del Dieléctrico Natural en la Homeostasis
Para que los órganos mantengan su equilibrio energético, debe existir un dieléctrico natural que impida que las cargas se fusionen dentro del Nivel Energético Normal. Este dieléctrico actúa como un regulador, manteniendo la estabilidad de los pares biomagnéticos y permitiendo que el cuerpo conserve su homeostasis bioenergética.
Este aspecto es ignorado en la bioquímica tradicional, pero es fundamental en la bioenergética, ya que permite comprender por qué ciertos órganos mantienen su equilibrio y otros desarrollan patologías.
Uno de los mayores misterios de la medicina es por qué un órgano se polariza repentinamente hacia un estado de acidez extrema (exceso de hidrogeniones), mientras que otro órgano desarrolla alcalinidad (déficit de hidrogeniones y acumulación de radicales libres con carga negativa).
Cuando logremos comprender completamente este fenómeno, podremos erradicar muchas enfermedades que hoy en día consideramos crónicas o incurables.
Una de las principales hipótesis sobre la formación del polo positivo en los procesos patológicos sugiere que se debe a la presencia de un elemento altamente reactivo con carga negativa, como el flúor, en combinación con metales pesados que actúan como catalizadores. Esta interacción iniciaría un proceso de acumulación excesiva de iones de hidrógeno, en lo que podría considerarse un fenómeno opuesto a la desintegración atómica, es decir, una reintegración atómica donde la materia se condensa en exceso debido a la acumulación de hidrógenos.
El hidrógeno es el principal aglutinante de la materia orgánica y forma los enlaces más fuertes dentro de las moléculas biológicas. Desde un punto de vista dinámico, funciona como el "enganche" molecular que une átomos esenciales como carbono, oxígeno y nitrógeno, siendo simultáneamente electronegativo como elemento y electropositivo como ion, dependiendo del comportamiento de su nebulosidad energética, es decir, el electrón.
La comprensión de los procesos vitales aún nos desafía, pero es fundamental considerar que las funciones normales del organismo ocurren dentro de un nivel energético equilibrado, mientras que las manifestaciones patológicas se desarrollan fuera de este rango.
Los Efectos de los Polos Biomagnéticos en los Órganos
Cuando se forma un polo biomagnético positivo, se desencadena una serie de procesos progresivos en el órgano afectado:
Acidosis del tejido, generando un ambiente propicio para la proliferación de virus.
Reducción del tamaño del órgano, debido a la compactación de la materia.
Disfunción progresiva del órgano, afectando su capacidad de funcionamiento.
Procesos degenerativos finales, con retracción y cicatrización del tejido.
Por otro lado, en el polo biomagnético negativo, los procesos ocurren en dirección contraria:
Alcalosis del tejido, lo que favorece la proliferación de bacterias.
Expansión del órgano, provocando inflamación (flogosis) y edema.
Disfunción del órgano, con pérdida de su capacidad normal de funcionamiento.
Procesos degenerativos finales, con destrucción y dispersión del tejido.
Aunque en ambos casos el resultado final es la degeneración de la materia, la manifestación de este proceso varía:
En el polo positivo, la degeneración es de tipo retráctil o cicatricial, con una contracción del tejido afectado.
En el polo negativo, la degeneración ocurre por lisis y dispersión, con una descomposición más extendida del tejido.
La Estricta Resonancia Bioenergética del Par Biomagnético
El Par Biomagnético no es solo un fenómeno aislado en el cuerpo, sino que cada polo biomagnético está siempre asociado a otro de polaridad opuesta. Ambos polos mantienen una resonancia bioenergética precisa, lo que significa que presentan:
La misma intensidad de carga.
La misma frecuencia biomagnética.
El mismo número de partículas elementales.
En la práctica, no es posible inhibir un polo de un Par Biomagnético utilizando otro par diferente. Solo se puede desactivar cada par empujando sus cargas internamente entre sí, pero no con la carga de otro par independiente.
Este descubrimiento refuerza la teoría de que el biomagnetismo opera dentro de un sistema de equilibrio dual, donde cada desajuste energético en un órgano siempre tiene una contraparte en otro. La correcta identificación y corrección de estos pares mediante la aplicación de campos magnéticos de mediana intensidad es la clave para restaurar la homeostasis y recuperar la salud de manera natural.
Un experimento llevado a cabo por el Dr. Alexis Carrel refuerza esta teoría. Carrel logró mantener vivo el corazón de un embrión de pollo durante 22 años al cultivarlo en un medio de nutrientes renovado constantemente. Este experimento demostró que la célula, en condiciones ideales, puede prolongar su vida indefinidamente, y que la degeneración celular no es un proceso inevitable, sino el resultado del deterioro del medio en el que flota. Esto refuerza la idea de que la calidad del entorno biológico es clave para la longevidad celular y, por ende, para la salud del organismo en su conjunto.
Desde el nacimiento, nuestro cuerpo está compuesto en un 80% de agua, pero este porcentaje disminuye con la edad hasta aproximadamente un 70% en la etapa adulta. Sin embargo, más allá de la cantidad de agua, lo realmente crucial es la calidad del medio en el que flotan nuestras células. Se cree que lo que desplaza el agua en los tejidos son toxinas y radicales libres, alterando así su entorno y promoviendo procesos degenerativos.
Los Ejes Anatómicos y Biomagnéticos del Cuerpo Humano
Así como la Tierra tiene dos polos de rotación (el geográfico y el magnético), el cuerpo humano también se organiza en dos tipos de ejes que segmentan su estructura:
Ejes anatómicos, que se utilizan para estudiar la postura y estructura del cuerpo.
Ejes biomagnéticos, que están relacionados con el campo electromagnético del organismo.
Ejes Anatómicos
Eje anteroposterior: parte del centro de la frente, pasa por la nariz, el mentón, el esternón, el ombligo y la sínfisis del pubis, hasta llegar al punto medio entre los pies.
Eje lateral: se extiende desde la parte media de la cabeza, pasando por la oreja, el hombro, la línea axilar media, el trocánter mayor y el maléolo externo del tobillo.
Eje transversal: divide el cuerpo en dos mitades (superior e inferior) a la altura del ombligo.
Ejes Biomagnéticos
Aunque paralelos a los geográficos, los ejes biomagnéticos tienen un punto de simetría que se encuentra en el borde izquierdo del esternón, a la altura del 5º arco costal. Estos ejes biomagnéticos están vinculados a la manera en que la energía circula a través del cuerpo y juegan un papel clave en el estudio del biomagnetismo médico.
El Par Biomagnético y la Regulación del pH Corporal
El concepto de Par Biomagnético sugiere que, en teoría, la aplicación simultánea de ciertas sustancias reguladoras del pH (ácidos y bases orgánicos) podría equilibrar los desniveles ácido-básicos en los órganos afectados. Sin embargo, tras analizar más de 70,000 pacientes, se ha demostrado que no existe justificación para intentar modificar estos procesos mediante sustancias externas.
La producción de hidrogeniones libres en el cuerpo responde a un proceso bioquímico natural:
El dióxido de carbono (CO₂) se asocia con el agua (H₂O).
La anhidrasa carbónica cataliza esta reacción, produciendo ácido carbónico (H₂CO₃).
Este ácido se disocia en carbonatos e hidrogeniones libres, regulando el equilibrio ácido-base del organismo.
Intentar modificar este proceso bloqueando la acción de la anhidrasa carbónica resultaría ineficaz, ya que la cantidad de ácido carbónico y carbonatos en el cuerpo es tan grande que haría imposible un control externo.
En este sentido, el biomagnetismo médico es una terapia natural de carácter preventivo, que permite regular estas alteraciones sin necesidad de fármacos. La despolarización de los pares biomagnéticos es suficiente para neutralizar los polos biomagnéticos y restaurar el equilibrio energético del paciente.
Biomagnetismo y Tratamiento de Enfermedades
Cuando las enfermedades aún no han manifestado síntomas específicos, el tratamiento con biomagnetismo se basa en la detección y despolarización de los pares biomagnéticos, lo que permite inhibir los procesos iniciales de la enfermedad sin necesidad de medicamentos.
En casos donde la patología ya ha avanzado y el paciente presenta síntomas claros, el enfoque terapéutico debe considerar dos factores:
La entidad patógena identificada a través del Par Biomagnético.
Los síntomas referidos por el paciente y su impacto en la salud general.
Durante las primeras fases de una enfermedad, las alteraciones del pH ácido-básico pueden ser corregidas con campos magnéticos específicos, evitando que evolucionen hacia una disfunción orgánica más severa.
Si la presencia de virus o bacterias patógenas ya ha sido confirmada, el tratamiento debe ser más preciso. En estos casos, la despolarización del Par Biomagnético es suficiente para inhibir cualquier virus, siempre y cuando el par asociado a la infección esté correctamente identificado y tratado.
Los virus, en su fase inicial, son simplemente porciones de nucleoproteína con carga iónica, lo que los hace altamente sensibles a las leyes del electromagnetismo. Si no han logrado adherirse a su cápside específica, pueden ser neutralizados fácilmente a través del biomagnetismo.
Resonancia entre Virus y Bacterias
Se ha descubierto que algunos virus patógenos tienen bacterias específicas con las que resuenan bioenergéticamente, facilitando su persistencia en el cuerpo. Dos ejemplos bien documentados son:
Escherichia coli, que resuena con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Estafilococo dorado coagulasa positiva, que resuena con el virus de la hepatitis B.
Este descubrimiento refuerza la idea de que las enfermedades no pueden tratarse de manera aislada, ya que los patógenos interactúan entre sí dentro de un sistema energético interconectado.
El Concepto de Vida Media en los Seres Vivos
Es importante recordar que todos los seres vivos tienen una vida media, que varía de acuerdo a su especie.
En animales de gran tamaño, como elefantes y ballenas, la vida media puede superar los 100 años.
En el ser humano, la vida media es de aproximadamente 85 años.
En microorganismos como bacterias y virus, la vida media es mucho más corta, pero su capacidad de replicación les permite persistir en el organismo si las condiciones son propicias.
Entender este concepto es clave para el biomagnetismo médico, ya que permite predecir la evolución de una enfermedad y diseñar estrategias terapéuticas más efectivas, basadas en la despolarización selectiva de los pares biomagnéticos.
La vida media de un virus es extremadamente corta, con una duración de minutos. Todo el proceso de formación de la nucleoproteína, su asociación con la mucoproteína específica que lo vuelve patógeno y su propagación ocurre en ese breve lapso. Esto significa que, al despolarizar el Par Biomagnético correspondiente y bloquear la producción de nucleoproteínas y mucoproteínas, el virus desaparece rápidamente del organismo.
No está completamente claro si los virus que han ingresado a las células pueden seguir desempeñando su función patógena. Sin embargo, en la práctica, los síntomas asociados al virus desaparecen tras la despolarización, aunque puedan persistir lesiones tisulares irreversibles provocadas por la infección o por microorganismos asociados.
Un ejemplo claro es el virus del catarro común, cuya vida media es de aproximadamente 15 minutos. Al despolarizar el Par Biomagnético que lo identifica, los síntomas como fiebre, congestión nasal y malestar corporal comienzan a ceder en ese mismo período, iniciando la recuperación del paciente.
Variaciones en el Criterio Terapéutico
El enfoque terapéutico del biomagnetismo médico varía en función del número y tipo de pares biomagnéticos que afecten al organismo.
Cuando solo hay un Par Biomagnético, los resultados suelen ser inmediatos y fáciles de controlar.
Cuando múltiples pares biomagnéticos están asociados, las manifestaciones clínicas se vuelven más complejas, lo que puede dificultar el diagnóstico y tratamiento desde la medicina convencional.
Esto es especialmente evidente en los síndromes, donde similitudes sintomáticas pueden confundir la etiología, llevando a los médicos a conformarse con diagnósticos basados en síntomas sin considerar las causas bioenergéticas subyacentes.
A partir de estos principios, se han identificado tres categorías de pares biomagnéticos:
Pares Temporales:
Se forman como respuesta a traumas o lesiones específicas y desaparecen cuando el proceso inflamatorio o doloroso se resuelve.
Un ejemplo clásico es un esguince de tobillo, que provoca dolor, inflamación y rigidez. Sin tratamiento, la recuperación puede requerir inmovilización, compresas frías, analgésicos y fisioterapia.
Sin embargo, al aplicar biomagnetismo en el par correspondiente (generalmente entre la zona afectada y el riñón del mismo lado), la recuperación se acelera significativamente.
Pares Asociados:
Se forman cuando varios pares biomagnéticos interactúan, generando síntomas combinados o confundiendo el diagnóstico clínico.
Estos pares pueden complicar el cuadro clínico y requerir un análisis más detallado para su correcta identificación y tratamiento.
Pares Especiales:
Se asocian con disfunciones glandulares y alteraciones metabólicas que no están directamente causadas por microorganismos patógenos.
Su identificación es clave para tratar trastornos hormonales y otras afecciones crónicas.
Reglas Fundamentales del Biomagnetismo Médico
El Biomagnetismo Médico es una técnica diagnóstica y terapéutica.
El polo biomagnético positivo se forma por la presencia de hidrogeniones (H⁺) y/o virus patógenos.
El polo biomagnético negativo se forma por la presencia de radicales libres y/o bacterias patógenas.
Los polos biomagnéticos están en resonancia vibracional y energética.
La despolarización biomagnética se logra aplicando campos magnéticos de más de 1,000 Gauss.
La despolarización sigue la Ley del Todo o Nada: una vez alcanzado el umbral energético, la corrección es inmediata y definitiva.
La despolarización sigue la Ley Universal de Cargas: los polos opuestos se neutralizan mutuamente.
La inducción biomagnética es instantánea, pero su efecto se agota en segundos.
Los campos magnéticos ideales para la inducción están en el rango de 5,000 a 20,000 Gauss.
Al impactar los polos biomagnéticos, los virus pierden su información genética y las bacterias pierden su entorno alcalino, impidiendo su metabolismo y reproducción.
En teoría, basta con un solo impacto para erradicar un Par Biomagnético, sin riesgo de reactivación.
Los polos biomagnéticos negativos son más extensos, mientras que los positivos son más compactos.
Cada polo biomagnético tiene un recíproco específico, aunque ocasionalmente puede soportar dos pares de carga contraria.
Los polos positivos son asintomáticos y no pueden ser detectados con métodos convencionales de diagnóstico ni tratados con medicamentos.
Los polos negativos son sintomáticos y responden a tratamientos farmacológicos y otras intervenciones médicas.
En el Nivel Energético Normal (NEN), los microorganismos patógenos no pueden generarse, pero sí pueden manifestarse por su metabolismo.
A medida que los focos biomagnéticos se aproximan, las enfermedades se agravan, hasta comprometer estructuras celulares.
Los imanes de mediana intensidad (1,000-20,000 Gauss) no son tóxicos ni generan efectos secundarios, siempre que se apliquen de manera adecuada.
Los imanes no alteran la entropía celular o tisular, sino que la reorganizan.
El puente de hidrógeno, esencial para la estabilidad molecular, no puede romperse con magnetismo, pero sí con electricidad, calor o radiación extrema.
Clasificación de los Pares Biomagnéticos
Pares Regulares: Identifican microorganismos patógenos (virus, bacterias, hongos, parásitos).
Pares Especiales: Relacionados con alteraciones tisulares sin presencia de microorganismos.
Pares Disfuncionales: Indican problemas glandulares y desequilibrios hormonales.
Pares de Reservorios: Identifican órganos o tejidos que albergan virus en estado latente, sin manifestaciones clínicas inmediatas.
En términos bioenergéticos:
En el hemisferio norte, los polos negativos tienden a formarse en el hemicuerpo derecho.
En el hemisferio sur, los polos negativos se localizan en el hemicuerpo izquierdo.
Las enfermedades simples suelen estar asociadas a un solo par biomagnético, mientras que las enfermedades complejas resultan de la combinación de múltiples pares.
Finalmente, todas las células pueden actuar como reservorios naturales de virus, que pueden permanecer inactivos hasta que una bacteria específica les proporcione la cápside o mucoproteína necesaria para su activación. Los parásitos también pueden ser reservorios de bacterias, facilitando su proliferación y reactivación en el organismo.
Conclusiones
El Biomagnetismo Médico representa un avance revolucionario en la comprensión de la salud y la enfermedad. Su enfoque basado en la despolarización de pares biomagnéticos permite:
Detectar y corregir desequilibrios bioenergéticos antes de que se manifiesten clínicamente.
Neutralizar virus y bacterias de manera inmediata, sin necesidad de fármacos invasivos.
Restaurar el equilibrio ácido-básico del cuerpo, favoreciendo la regeneración tisular.
Ofrecer una terapia natural complementaria, libre de efectos secundarios y adecuada para el tratamiento de múltiples patologías.
A medida que más investigaciones validan sus principios, el biomagnetismo se posiciona como una herramienta esencial en la medicina del futuro, integrando la sanación natural con el conocimiento científico.
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